El concepto gentrificación fue acuñado por la británica Ruth Glass en la década de 1960 para referirse al proceso de sustitución social que venía observando en los barrios obreros de Notting Hill e Islington, cuando clases medias y medias altas a los comenzaron a comprar y ocupar las viviendas de esta parte del centro de Londres, desplazando a aquellos otros grupos que no contaban con el poder adquisitivo para adaptarse a la nueva realidad urbana. (1)
La “gentrificación turística”, se entiende como la transformación de un sector de la ciudad a partir de la proliferación de establecimientos y actividades turísticas, generando un proceso de desplazamiento de los residentes.
Tiene además efectos en el mercado inmobiliario, como el incremento del precio de alquiler, la venta de inmuebles para dedicarlos a las actividades turísticas y, por lo tanto, la modificación de usos de suelo. (2)
La gentrificación genera un desplazamiento forzoso de los residentes con menores ingresos como pueden ser jóvenes emancipados, personas mayores y discapacitados, quienes se ven obligados a abandonar el espacio por no poder soportar los altos costes que la rehabilitación del barrio ha provocado.
También provoca un aumento del precio del suelo, del alquiler de viviendas, y el cierre de muchos comercios que no pueden soportar el nuevo precio del alquiler. (3)
Turismo cultural una alternativa de regeneración urbana
El turismo cultural urbano es una actividad de múltiples dimensiones que está creciendo en el mundo. Esta actividad tiene como objetivo central la visita, el conocimiento y consumo de los lugares urbanos con valor patrimonial, particularmente aquellos reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, centros, barrios históricos, ciudades antiguas, sitios arqueológicos y monumentos.
Así, el patrimonio urbano se ha convertido de manera creciente en un importante atractivo para un turismo altamente sofisticado y dispendioso.
El turismo cultural es una actividad capaz de generar recursos económicos que se pueden invertir para el mantenimiento y conservación del patrimonio y para beneficiar a los municipios y comunidades anfitrionas de ese patrimonio.
La industria lucrativa del turismo irrumpe en ciudades con una estructura urbana y un tejido social que no estaban preparados para ello y el exceso puede generar impactos negativos en el patrimonio edificado y en el tejido social.
El turismo cultural se puede convertir en un agente gentrificador, pues es una actividad que puede pagar mucho más que otros usos del suelo y otras actividades económicas.
En las últimas décadas la vocación turística de los centros históricos europeos y latinoamericanos se ha fortalecido y han detonado procesos de gentrificación diversas, al grado de asumir en algunas ciudades el papel fundamental en los procesos de regeneración urbana y recuperación del patrimonio histórico, tal es el caso de los centros históricos de Salvador de Bahía, La Habana y Quito en América Latina y de centros históricos de ciudades post y tardo-socialistas europeas y asiáticas como Praga, Moscú, Beijing, Sofía y Bucarest. (4)