La agencia de viajes dejó un gran legado a la industria turística, pero también un agran enseñanza: Evolucionar o desaparecer.
La empresa acumulaba una deuda de 2,100 millones de dólares (mdd) y necesitaba vender tres millones de viajes vacacionales al año, sólo para cubrir los pagos de intereses. Es la razón sintética por la que Thomas Cook, una de las agencias de viajes más conocidas en el mundo, se declaró en quiebra a finales del verano de 2019, dejando afectaciones al sector turístico mundial, algunas de ellas en México.
Al igual que quedaron atrás los días de viajar con velices que se hacían ropero, también pasaron ya los días en los que para viajar había que contratar una agencia. Pero a finales del siglo XIX la idea fue revolucionaria, y millonaria, para el turismo mundial.
En 1855, Thomas Cook organizó el primer recorrido por Europa, que incluía viajes, alojamiento y comida. Este tour fue el origen de los viajes todo pagado (VTP) dentro de la industria turística. Ese concepto ha sido uno de los más demandados en los últimos 170 años. Tan solo en 2018 todavía lograron facturar 11,900 millones de euros (mde) por estos servicios en Europa.
Sin embargo, la tecnología, la globalización y las nuevas formas de consumo en internet transformaron la forma de viajar. Las generaciones de millennials y centennials quieren experiencias, vuelos de bajo costo, hospedaje y comida local, además de reservar todo vía digital; el concepto de viajes estandarizados, a través de una agencia, ya es obsoleta para ellos.
Thomas Cook entendió muy tarde esta transformación. En 2015, su nuevo director general, Peter Fankhauser, tenía la tarea de actualizar la empresa, pero la competencia surgió precisamente para atender estas nuevas demandas.
A su entendimiento tardío se sumaron factores externos como las olas de calor extremas en Europa en los últimos tres años, la crisis económica de 2009 –de la que aún están recuperándose muchos mercados–, el Brexit, los actos terroristas y los disturbios políticos de varios países que eran sus principales destinos.
Todo esto impactó las finanzas de una agencia con 178 años de historia, 200 hoteles y complejos turísticos; una aerolínea con 105 aviones que vuelan a 16 países y alianzas con decenas de empresas turísticas en todo el mundo.
Los socios y accionistas de Thomas Cook realizaron maniobras para salvar de la quiebra a la empresa, pero no lograron ningún acuerdo, y el 20 de septiembre pasado se declararon en bancarrota.
“Generaciones de clientes confiaron sus vacaciones familiares a Thomas Cook, porque nuestra gente mantuvo a los clientes en el corazón del negocio y el espíritu de innovación de nuestro fundador. Esto marca un día profundamente triste para la compañía", dijo Peter Fankhauser en el comunicado de despedida.
IMPACTO EN MÉXICO
La Riviera Maya y Cancún se encontraban entre los destinos más populares de la agencia, así que la noticia de su quiebra impactó al sector turístico local. En México, los hoteleros de Cancún, Quintana Roo, se quedaron con una deuda que sólo podrán recuperar una parte cuando comience la venta de los activos de la empresa inglesa.
La Secretaría de Turismo (Sectur), en un comunicado difundido tras la noticia del quebranto de T. Cook, señaló que la temporada alta para la firma era de abril a septiembre de este año , por lo que la pérdida de las reservaciones en el destino de octubre a diciembre de este año no será tan severa, si bien las pérdidas se calculan en 23 mdd, equivalente al 0.01? los ingresos del sector turístico del país.
“Podemos señalar que en todo 2018, Thomas Cook generó ingresos para México, por el gasto de turistas, de 100 mdd. Esta cantidad corresponde a una participación marginal de sólo 0.4?l ingreso total de divisas por turismo que el país recibió el año pasado”, informó la dependencia.
El mercado de turistas ingleses es el tercero más importante para México, luego de Estados Unidos y Canadá. Ellos llegan al Caribe mexicano entre agosto y diciembre –considerados como meses de baja ocupación–. Ahora deberán encontrar un nuevo socio que traiga a estos turistas.
La quiebra de Thomas Cook sucedió muy rápido, pero lo que siguió fue aún más. Tres semanas después de los hechos, la compañía Hays Travel compró las 55 sucursales y estaba lista para iniciar operaciones con el mismo personal.
La única diferencia clara es que esta empresa se deshizo de carga burocrática y de los costos que implicaba ser una agencia de viajes, para dedicarse a vender los viajes que otros diseñan y ofrecen en nuevas modalidades para los consumidores más jóvenes.
La desaparición de Thomas Cook demostró que una empresa casi bicentenaria no pudo con la transformación de la industria turística y desapareció en cuestión de meses por un problema de adaptación ágil al mercado. Está entre los nombres ilustres de compañías que vivieron algo similar, como Kodak o Xerox.