El turismo religioso atrae a millones de visitantes a México. Agencias internacionales resaltan su potencial, al afirmar que en el mundo, los creyentes visitan más la Basílica de Guadalupe que el Vaticano.
Este es uno de los países más representativos del turismo religioso a nivel internacional. Gracias a su historia y cultura, posee lugares extraordinarios para ofrecer a fieles y ateos, pues si bien muchas personas son movidas por su fe, otras viajan a estos sitios por la importancia social que representan.
“Hay revistas especializadas que ponen a México entre los diez favoritos del turismo religioso, y le ubican en quinto lugar; sin embargo, la Agencia de Turismo Española informó la cifra de 20 millones de visitantes a la Basílica de Guadalupe (en las festividades de cada 12 de diciembre), lo que coloca al recinto mariano en el primer sitio de los lugares católicos en el mundo”, aseveró Enrique Propin Frejomil, integrante de la Academia Mexicana de Investigación Turística.
Sin embargo, el experto de la UNAM también indicó que la capacidad del país no es aprovechada a su máximo debido a que algunos recintos están ubicados en comunidades rurales alejadas, a las que no se tiene fácil acceso y cuya mayoría tampoco cuenta con infraestructura para recibir a visitantes.
“Estoy convencido que el turista puede llegar y puede derivarse en una pequeña derrama económica. El potencial se aprovecharía de muchas maneras, la oferta en términos del turismo es amplísima y, sin embargo, es poco explotada”, consideró.
Con base en esto, el también profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, estimó necesario reforzar y promover estos destinos ubicados en zonas apartadas de las ciudades.
Para Frejomil, este tipo de turismo debe ser impulsado, y el Gobierno de México debe poner especial atención, ya que para 2019 representó una derrama económica aproximada de 20 millones de pesos anuales.
"Aparicionismo", distintivo nacional
Según el experto, los destinos religiosos en la nación que están relacionados al fenómeno del aparicionismo de personas, imágenes u otras manifestaciones son numerosos. No obstante, la mayor parte de la movilidad se centra en pocos sitios, los cuales no superan los 15.
Un claro ejemplo de culto emergente en el que vale la pena hacer énfasis, ya que va a la alza, dijo, es el de Santo Toribio Romo, en Santa Ana de Guadalupe, Jalisco. Mencionó que su historia se asemeja a la de Lourdes, en Francia o Fátima en Portugal, las cuales iniciaron como lugares completamente rurales para después convertirse en grandes atracciones turísticas.
El también investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, explicó que esta variante del turismo tiende a incrementarse en periodos de crisis como guerras o pandemias.
Un suceso que ejemplifica lo anterior fue en 2001, después del 11-S en Nueva York, Estados Unidos. Cuando la Organización Mundial del Turismo reportó que tras lo ocurrido dicho sector se vino abajo, excepto los cruceros y la variante religiosa.
Lo mismo ocurrió durante la pandemia de Covid-19, situación que no detuvo a los viajeros para trascender al plano virtual.
“Recientemente, en 2020 se hacían peregrinaciones virtuales hasta Tierra Santa. Y ahí vi que la no movilidad humana no significa la inmovilidad de otros elementos; circularon no solo experiencias, sino dinero y productos. En estas ‘peregrinaciones’ había una sucursal bancaria y se depositaba el donativo, además de que una tiendita virtual ofrecía artículos religiosos, libros, etcétera”, subrayó.