El sector turístico dio una dura pelea en contra de la pandemia. Se concentró en elevar sus estándares de higiene y medidas de distanciamiento social, además de estrategias para disminuir el impacto por el virus.
El 2020 fue un año inusual, con efectos negativos que se reflejó en la economía mundial y que afectó particularmente a la industria turística, en general. Ante la pandemia por el coronavirus SARS-Cov-2, las compañías se vieron obligadas a detenerse por completo, en algunos casos, y a modificar drásticamente todos sus procesos.
Datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT) indican que el turismo en 2020 se reducirá entre 60 y 80%, afectando entre 100 y 120 millones de empleos. Es la cifra más baja desde 1950 y un revés intenso, luego de que la actividad turística, en todo el mundo, había crecido a doble dígito en la última década.
En una línea parecida, proyecciones del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) estiman que al cierre de 2020, la pandemia habrá afectado a 197 millones de empleos en el sector de viajes y generado pérdidas por 5,500 millones de dólares.
No hubo un solo sector integrante de la industria turística que no se viera afectado por el Gran Confinamiento. Quizá entre los más afectados estén las aerolíneas.
Vuelos con turbulencia
Espacios aéreos cerrados a vuelos internacionales, vuelos detenidos y un descenso brutal en pasajeros fue el escenario común y constante para estas empresas, en todo el mundo. Hubo momentos en los que en los cielos del planeta apenas cruzaron algunos aviones de carga esencial: 94.3? menos vuelos internacionales en abril, en comparación al mismo mes del año anterior, de acuerdo con cifras de la IATA.
Ese mismo organismo estimó que en 2020 las pérdidas del sector aéreo superarán los 250,000 mdd.
De ahí que se diga que la pandemia de COVID-19 fue un reset global. Así, la bancarrota llegó para muchas aerolíneas y la primera fue en mayo de 2020, con Avianca que se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Apenas dos semanas después, hizo lo mismo LATAM Airlines, el mayor operador de América Latina.
Tantas otras fueron sumándose, de tal manera que hacia octubre de 2020, 30 aerolíneas en todo el mundo reportaron quiebras durante primeros meses de pandemia. Hacia el otoño, cuando descendieron los picos de contagio en algunas partes del mundo, se reactivaron vuelos, especialmente en Asia y Europa.
Pronto, las aerolíneas comenzaron a hacer pruebas para la detección del virus SARS-Cov-2, entre otras medidas de precaución. En octubre los flujos de empresas centro y sudamericanas se activaron con el regreso de aerolíneas como Avianca y LATAM Airlines, mientras las aerolíneas europeas tuvieron lento avance –aunque con el regreso de British Airways. Las estadounidenses mantienen su liderazgo, pues concentran el 92? los pasajeros atendidos por todas las compañías extranjeras. En general, las aerolíneas fueron recuperando terreno, si bien ninguna reporta más de la mitad de su capacidad en vuelos, lo que claramente derivará en un año de pérdidas para todo el sector.
En México, Aeroméxico mantiene el liderazgo, Interjet está en un proceso crítico que la mantiene en tierra, mientras que las low cost —Volaris y VivaAerobus— son las que más han aprovechado las oportunidades disponibles.
La resistencia hotelera
Los centros de hospedaje, en todo el mundo, se han ido recuperando a cuentagotas luego de la irrupción de la pandemia. De acuerdo con el World Hotel Index de SiteMinder, abril fue el mes en el que menos ocupación hotelera se reportó en todo el mundo: 9% interanual, en promedio global. Un mínimo histórico.
No obstante, los hoteleros hicieron enormes esfuerzos por atraer a los turistas locales: una vez que disminuyó la ola de contagios en distintos países, se pusieron en marcha medidas de higiene y desinfección para proteger a los visitantes y atraer a los viajeros locales, como una vía para recuperar sus actividades, si bien incluso por medidas de seguridad los hoteles no pueden operar a más del 30% —en algunos países esta cifra llega hasta 50 por ciento de su capacidad—.
Luego de la interrupción de los viajes, el sector hotelero tuvo que reinventarse rápidamente: despenalizar las cancelaciones, poner en marcha protocolos de desinfección, quitar mobiliario de habitaciones y áreas comunes, además de incluir soluciones tecnológicas para procurar los procesos contactless, que van desde el escaneo de QR para conocer los menús del hotel, hasta aplicaciones para hacer check in y check out.
No obstante: “Quedan por delante retos considerables (para hotelería y turismo), empezando por la duración desconocida de la pandemia y las restricciones de viaje, en un contexto de recesión económica mundial”, especifica un análisis del Foro Económico Mundial.
Entre las tácticas que se siguieron, en el mundo, para dar pelea a la pandemia estuvieron los Sellos de Viaje Seguro, creados por el WTTC. Los dio a conocer en junio de 2020, y se basaron en criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Todo para que los países que así lo desearan, pudieran acreditarse con este distintivo, siempre y cuando cumplieran con los elevados estándares de higiene que esto implica.
Hasta el cierre de octubre pasado, el WTTC había otorgado el sello a más de 120 destinos y países, entre los que se encuentran México, Argentina, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica y Guatemala.
Restaurantes y catering
Un análisis de Accenture estima que las pérdidas mundiales en el sector de viajes y restaurantes sumarán unos 3,000 millones de dólares (mdd) hacia el cierre de 2020. Y es que el confinamiento social obligó a los restaurantes a cerrar sus pisos de ventas, pero empoderaron a sus cocinas: la entrega a domicilio se volvió el común denominador que permitió no parar actividades, si bien en muchos casos comprometió la ganancia de ticket promedio al tener que entregar un porcentaje de la venta a las plataformas o repartidores (logística).
Por supuesto, de cara a la pandemia en 2020 se terminaron los almuerzos y cenas de negocios, así como los grandes festejos sociales en los restaurantes. Incluso los servicios de catering también se pidieron de entrega a varios domicilios: las bodas por Zoom reparten entre sus invitados el menú, para que todos puedan celebrar a distancia.
A escala mundial, los propietarios de restaurantes y cafés están entre los que soportaron la peor parte económica de las políticas de quedarse en casa. Sus aperturas estuvieron marcadas por las medidas de distanciamiento, lo que implicó una menor capacidad de aforo, además de invertir en medidas de higiene y desinfección que van desde mesas equipadas con pantallas, gel desinfectante, personal con viseras y máscaras faciales, hasta lugares individuales y aislados.
Hay un elemento más al que los restaurantes temen: el invierno. Mientras que el buen clima les permite instalar mesas al aire libre, con lo que pueden recibir comensales con un menor riesgo, el frío ahuyenta esta posibilidad. Así que se espera que el delivery siga siendo la principal fuente de ingresos para estos negocios en 2021 y hasta que haya un mejor clima. Literalmente.