¿Cómo comer insectos podría llevar a un futuro más sustentable?

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06 Enero 2023 Alina Velázquez/Conexiones365

Los tiempos cambian y lo que pasó con los camarones, que anteriormente eran un desperdicio y ahora son un manjar, está pasando con los insectos. El "plus" de los segundos es que al consumirlos, se puede ayudar a un futuro más sustentable. 

En una charla híbrida realizada por la Sociedad de Científicos Anónimos, el biólogo y escritor Andrés Cota Hiriart, recordó que los crustáceos, actualmente con alta demanda en los finos banquetes, en los años 50 en Nueva Inglaterra, ahora Estados Unidos, eran considerados como basura. De hecho, eran consideradas las cucarachas del mar. 

"Se los daban a los presos, era la comida con la que alimentaban a las prisiones. Ya parece que en Santa Martha Acatitla les van a dar langostas. Bueno, con los insectos va a pasar algo muy semejante", señaló. 

Hoy en día, dijo, en los cinco continentes se comen insectos. A esta práctica se le conoce como entomofagia. En cada región existen diversas particularidades en cuanto al consumo de especies; los artrópodos que se consumen con mayor frecuencia en el mundo son: hormigas, termitas, gusanos, grillos, tarántulas, grillos, entre otros. 

Los que los han probado aseguran que su sabor puede ser fuerte, pero también al describirlos, pueden hacer comparaciones con la comida tradicional. Por ejemplo, arguyó Cota Hiriart, las hormigas arrieras tienen un sabor avinagrado, las termitas saben como a lechuga, las arañas como a patata, pescado o charal, los grillos como a pollo, las tarántulas a salmón, y las chinches acuáticas a queso. 

El ponente afirmó que en el mundo existen más de 1900 especies registradas de insectos comestibles a nivel mundial. En México, dijo, al menos se consumen 549. 

"Casi un tercio, un cuarto por lo menos de los insectos del mundo se comen aquí. Junto con China y parte del sureste asiático el país más insectívoro", resaltó. 

¿Por qué comerlos?

Endulzados, asados, a la plancha, en postres, caldos, bebidas o maridados con algún licor, los insectos son una gran opción para un futuro sustentable, según el biólogo Andrés Cota. 

Tres son las razones dadas por el especialista: su alto valor nutricional, menor impacto ambiental involucrado en su reproducción, y por aprovechar las plagas, así evitando el empleo de plaguicidas. 

En el primer aspecto, refirió que los grillos por ejemplo, tienen 2.5 veces más proteínas que la carne de res. También es superior al atún, borrego y puerco; con menos grasa y más fibra. 

En cuanto al impacto ambiental, apuntó, se reducirían los recursos para producir este alimento. Mencionó que para producir un kilo de proteína de vaca o res, se necesitan 22 mil litros de agua, 200 metros de pasto, se producen 684 de dióxido de carbono (CO2EQ) o gases de efecto invernadero y para se requiere de 10 kilogramos de alimento.

En tanto que para obtener un kilo de proteína de chapulín, son necesarios 2 litros de agua, 2 metros cuadrados de pasto, se generan 8 CO2EQ y se requieren 1.5 kilogramos de comida. 

"En México, más del 50% de la superficie del país se dedica al sector ganadero impactando negativamente a la biodiversidad", resaltó. 

"Grandes extensiones de selvas y bosques han sido devastados para convertirlos en pastura para ganado (una de las principales causas de deforestación). El 70 por ciento de la superficie del Amazonas, el bosque tropical más grande del mundo, ha sufrido este cambio de uso de suelo", agregó. 

En tanto en el tercer punto explicó que una plaga puede afectar al 30 por ciento del cultivo. Tan sólo en Puebla, señaló, afecta a más de 600 mil hectáreas, lo que ocasiona pérdidas económicas de alrededor de 3 mil pesos por hectárea. Indicó que se estima que una plaga de chapulines puede consumir el 25 por ciento de un forraje de una región cada año. 

Para controlarla, se usan agroquímicos y plaguicidas muy tóxicos que no sólo matan a estos insectos, sino también afecta a anfibios y humanos de esa región. Además que conseguir estos productos, puede generar un gasto de 150 dólares al año por cada campesino. 

Ante este panorama, pobladores de algunas regiones mexicanas realizan su control manual y los chapulines son vendidos como alimentos. En Zacatepec, Puebla, es su principal actividad económica de mayo a diciembre, ya que una familia puede capturar en una semana de 50 a 70 kilogramos, lo que genera ganancias de 5 mil dólares. 

En la región donde esta especie es considerada una plaga es en la conformada por los estados de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Hidalgo, Estado de México, Querétaro, Michoacán y Guanajuato. Ahí, indicó Cota, podrían extraerse 350 mil toneladas, con las que se podrían alimentar 9 millones de personas durante un año, con una ración de 25 gramos al día. 

"Podemos matar seis pájaros de un tiro: más nutrición, más sustentable, menos plaguicidas, más ingresos para familias pobres, menos obesidad y encima: las excretas del insecto resultan un fertilizante notable", aseveró.

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