11 años de la crisis por influenza AH1N1, Romina Capparelli, dueña de Esquina de Buenos Aires, comparte las lecciones que hoy le ayudan a enfrentar la pandemia de COVID-2019.
En días pasados, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) confirmó que desde el inicio de la emergencia sanitaria por el COVID-2019, 30% los establecimientos se encuentran cerrados y las ventas han disminuido 90%.
Por su parte, Marco Buendía, presidente de la Canirac en la Ciudad de México, aseguró que en la capital se detuvieron 95% las operaciones, permitiendo solamente envíos a domicilio. Un escenario similar se vivió en abril y mayo de 2009, cuando restaurantes tuvieron que adoptar nuevas medidas para seguir ofreciendo servicio durante la suspensión de actividades por la epidemia de influenza AH1N1.
“Por disposición oficial, paramos actividades en el local, pero nos mantuvimos con la modalidad de servicio de alimentos exclusivamente para llevar”, recuerda Romina Capparelli, dueña de Esquina de Buenos Aires, en la colonia Roma.
Para ella, el reto más importante fue mantener los puestos de sus trabajadores con salario completo y prestaciones; y a pesar de que en ese entonces no recurrió a ningún tipo de producto financiero, logró cubrir nóminas gracias a la flexibilidad de pago que renegoció con sus proveedores.
En sus palabras, volver a la operación cotidiana después de casi dos semanas de cierre fue un proceso lento, en el que además usó parte de los ingresos para sanitizar el establecimiento y recibir de nuevo a sus clientes.
Un nuevo reto
Al igual que hace once años, y ante esta nueva crisis de Covid-2019, Romina reconoce que es responsable del ingreso de varias familias mexicanas y sigue garantizando el sueldo de sus trabajadores.
Cuidar la salud de todos los involucrados en su negocio también es esencial, por lo que desde que empezó la contingencia sanitaria, evita las aglomeraciones en el local al trabajar solamente con tres cocineros y un repartidor que hace entregas hasta cuatro kilómetros alrededor.
En 2009, recibía los envíos a domicilio solamente por teléfono, pero ahora aprovecha también las aplicaciones (apps) móviles de entrega a domicilio y las redes sociales para dar a conocer su menú.
Momento de reflexionar
Ser más precavidos, aprovechar las buenas épocas y tener un plan de emergencia, son algunas de las enseñanzas más valiosas que le dejó el 2009 y que se refuerzan: “Cada que el país atraviesa por una crisis económica o, en su caso, sanitaria”, confirma.
“Esta época también nos permite hacer una introspección, replantear lo que estamos haciendo y pensar en los cambios que vienen”, asevera.
Para la empresaria, esto incluye contemplar desde la renovación de la cocina, baños y muebles, hasta la relación que tiene su local con el espacio urbano: “Una vez que acabe la crisis, solicitaré el permiso de la alcaldía para apadrinar y darle mantenimiento al parque que rodea gran parte del restaurante”.
Consejos para enfrentar la pandemia
Recurrir a créditos o préstamos financieros aún no está en el plan de Romina, pero afirma que es de las mejores opciones para seguir cuidando de los trabajadores y comensales.
Además de cuidar los gastos, la restaurantera también recomienda mantener la paciencia y no sucumbir ante la incertidumbre que se vienen los próximos meses.
Para ella, lo más importante es seguir cultivando el vínculo de empatía y complicidad con los clientes aún en estas semanas, pues “gracias a ellos, los negocios se mantienen vigentes”.